Pocos placeres de la lectura se equiparan al descubrimiento “tardío” de autores geniales. Conocía a José Donoso de nombre, pero era incapaz de citar un título de alguno de sus libros. Sabía que era chileno, y que formaba parte de un segundo o tercer círculo de los autores del Boom. Creo que como mucho, habré visto una o dos portadas de alguna de sus obras.
Después de leer el lugar sin límites, una de sus novelas
cortas, tuve la tentación de investigar un poco más. Leí que, a pesar del éxito
literario, siempre vivió con problemas económicos, que había sido alcohólico,
que tenía una relación muy difícil con su familia. Era amigo cercano de Carlos
Fuentes (lo albergó en su casa durante una larga estadía en México) y por lo
que se leyó en sus cartas póstumas, nunca se atrevió a vivir su homosexualidad
plenamente.
Preferí no seguir
indagando para preservar de la intromisión de los datos biográficos mis futuras
lecturas de su obra. Informarse sobre la vida de los autores (al menos la vida
contada) puede ayudar a entender el contexto de las obras, pero le quita peso a
la verdad que se constituye gracias a la creación literaria. Pienso que es
cierto eso de que la mejor biografía de un autor se encuentra en los libros que
escriben.
Ahí, más que en la
cronología o en la exposición de las ideas, se encuentra el mapa mental de un escritor,
sus conflictos, sus sentimientos, sus ilusiones.
Por lo que vi de El lugar sin límites, Donoso fue un
autor brillante y torturado.
Esta novela
transcurre en Chile, a mediados de los cincuenta, en un pueblo aislado, sin
electricidad, cuyo corazón es un burdel regentado por la hija de una prostituta
y un bailarín travesti. La Japonesita
es la hija de la Japonesa y la Manuela y fruto de una unión que es pura
consecuencia de una apuesta degradante. No diré más para no adelantar la
historia a quienes deseen leer el libro.
La historia transcurre
en un pueblo con caudillo. Don Alejo, si bien no es el dueño de la vida y el
destino de Los Olivos, es quien marca el tiempo del pueblo, el que apaga y
enciende la luz.
En la misma estela
de Pedro Páramo (es impresionante la influencia que tuvo ese libro), Los Olivos
es un sitio espacio-temporal donde se empozan las ilusiones. Sin embargo, a
diferencia del libro de Rulfo, aquí no hay muertos que parecen vivos. Comala
está muerto, Los Olivos, en cambio, va a morir pronto con los planes de viñedos
masivos y urbanización.
Mientras el futuro
de la comunidad espera su momento político y económico (es don Alejo y la
capital quien lo determinan) la historia de los personajes avanza hacia
adentro, hacia su pasado, hacia el interior de los personajes.
El único personaje
más o menos inamovible es don Alejo, que, como caudillo y poderoso, en realidad
nunca cambia. Los caudillos no cambian, solamente adoptan estrategias para
adaptarse a las eventualidades, por eso, cuando les conviene, cambian de
ideología.
Eso, para hablar
un poco de la forma.
Globalmente, es
una novela que volvió visible y central a un personaje homosexual en un
continente donde se escribía muy poco sobre los homosexuales o si se hacía, era
de manera soslayada y nunca como personajes principales. Esta obra, por cierto, antecede los inicios literarios de Manuel Puig y, para que nadie se
confunda, no es una novela LGTBIQ+ como ahora el mercado la quiere presentar.
Donoso volvió
visible el homosexualismo haciéndolo contrastar con el machismo salvaje. No obstante,
también aborda con profundidad el travestismo, la ambigüedad y el peligro
permanente.
La vida de la Manuela no vale nada para los machos. Es
juguete, es presa de cazadores, es receptáculo de secretos ocultos, es espejo
invertido. Muy pocos realmente la conocen.
Quizá lo que no
aceptó o no quiso asumir Donoso en su vida, seguramente lo proyectó en la Manuela, que nunca se escondió y que
tenía la valentía de atreverse a vivir en un mundo absolutamente hostil.
Este personaje es
la llave que abre la caja de la sexualidad de los machos y por eso, su
existencia es una amenaza.
La a novela hace
pensar, por momentos, en la escritura de Virginia Woolf, con sus pasajes
interiores y sus cambios de tiempo y de consciencia.
Sin equívocos, es
una de esas novelas cortas que son mayores. Después de leerla pienso en la
enorme influencia de Fuenteovejuna en
la narrativa hispanoamericana, una influencia que se reivindica mucho menos que
El Quijote.
¿Qué es el lugar
sin límites?
Es posible que
Donoso lo haya pensado como un espacio metafísico, donde el individuo procura
existir sin las ataduras de la mirada social. Por supuesto, deriva en un espacio
peligroso, porque es un espacio de libertad que para los otros representa una
amenaza.
El mismo Donoso
fue incapaz de vivir su propia libertad, que seguramente en su tiempo hubiera
frenado su carrera literaria.
Es curioso cómo el
mercado editorial ahora ha invertido los papeles, y escribir abiertamente sobre
la temática LGTBIQ+ (entre otras temáticas) es un “gancho” de ventas, que va de
la mano con mercados que también han avanzado en esta legislación. Los cinco
grandes mercados del libro en español (México, Argentina, España, Colombia y
Chile) han legalizado el matrimonio igualitario (México todavía tiene estados
donde no se puede). Otros países, con mercados no tan numerosos, pero con
influencia cultural, como Cuba o Uruguay también lo han hecho.
En otro extremo,
países como Venezuela, Guatemala o Perú, con mercados potencialmente fuertes, y
con tradición literaria, pero sin mercados de peso, no han avanzado en esta
legislación. Y todavía más atrás, están países como Honduras, Nicaragua o
Paraguay. Me desvío un poco del tema, pero me pregunto si las grandes editoriales
tienen el mismo interés de promover estas temáticas en autores que provienen de
mercados débiles, o, frente al mercado es ¿más legítimo si lo escribe un
colombiano o un argentino que si lo hace un paraguayo o un hondureño?
En fin, Donoso
escribió esta excelente novela cuando el criterio editorial no reflexionaba en
esos términos. Hay que leerla.

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